Arthur Rimbaud (1854-1891) El vidente de la poesía
Nació el 20 de octubre en Francia, era el segundo de la familia después de su hermana Vitalie. Quedó huérfano de padre cuando tenía sólo seis años. Su madre era una mujer que pertenecía a la burguesía de Charleville y pretendía seguir en sus filas; enérgica, piadosa, autoritaria, severa y triste, era de esas personas que han sufrido desgracias y para manifestarlo van sembrando tristeza a su alrededor.
La aventura de Rimbaud fue escandalosa porque había sido un niño limpio de uñas e ideas, silencioso, lleno de celo a la hora de cumplir, con destellos de virtuosismo; un niño que no jugaba a la pelota, no tenía amigos e inspiraba a sus profesores, gracias a sus perfecciones, una desconfianza latente. En su casa, el terrorismo materno; el niño, corto de talla, el pelo untado con cosméticos creció por dentro. Por fuera hizo lo posible por pasar inadvertido. La verdad de la infancia cabe en una frase escrita pocos años después: “Padres míos fuisteis la causa de mi desgracia y de la vuestra”