Nació un 28 de enero en La Habana, Cuba. Fueron sus padres don Mariano Marti, español, sargento del cuerpo de artillería, y doña Leonor Pérez, también española, de Canarias. En cuento aprendió las primeras letras Martí fue empleado por su padre en la celaduría. A escondidas de don Mariano, quien no creía en la educación como base del progreso personal, estudió en el instituto de segunda enseñanza. De allí, contando siempre con la oposición de su progenitor, pasó al colegio San Pablo, que dirigía el poeta Ramón María de Mendive. Tenía entonces dieciséis años.
Era amigo de los negros, de quienes se compadecía. Hablaba de “sus negros” y cuando escribe una cartilla para campesinos, les expresa: “Cristiano quiere decir semejante a Cristo, un hombre sumamente pobre, que quería que los hombres se quisiesen entre sí, que el que tuviera ayudara al que no tuviera; que los hijos respetasen a sus padres, siempre que los padres cuidasen de sus hijos; que cada uno trabajase porque nadie tiene derecho a lo que no trabaja; que se hiciese bien a todo el mundo, y que no quisiera mal a nadie.