Juan Camilo Mejía, John Estiven Betancur, Estiven Pabón, Daniel Yesid Giraldo Zapata, Juan Pablo Cano Acevedo y su maestra Clementina Buitrago, viajaron a Argentina para compartir con personas de diversos países ese lazo que los ha unido durante varios años: la pasión por la robótica.
El grupo no solo tuvo la posibilidad de interactuar con otras culturas y vivir una experiencia en torno a la tecnología y la innovación, sino que también pudieron conocer lugares que, según ellos, jamás olvidarán.
Además de la Expedición Antioquia Digital, los 10 integrantes de Robolution Loyola Team han obtenido varios reconocimientos por su innovación, liderazgo y espíritu investigativo. Los próximos egresados del I. E. Colegio Loyola se sienten satisfechos de la labor que han ejercido con la robótica, dejando un legado para las próximas generaciones de su institución y contribuyendo a la calidad de la educación con sus proyectos.
Aunque ya culminaron el ciclo académico en el colegio, son conscientes de que su trabajo con la robótica aún no termina. Quieren seguir indagando y creando soluciones a partir de la tecnología para contribuir al desarrollo tecnológico.
Algunos de ellos compartieron sus experiencias con Antioquia Digital y estos son los mensajes que dejan a la comunidad educativa.
Juan Camilo Mejía Castro
Es un joven de 16 años que vive en el barrio Campo Valdez con su mamá y su papá. Su programa de televisión favorito es Los Simpsons y de sus libros preferidos destaca “La revolución de Hitler”.
Se declara un apasionado por la tecnología, especialmente por la robótica y espera poder aplicarla en la ingeniería industrial, carrera que ha escogido para iniciar la universidad y la cual desea complementar con ingeniería mecatrónica.
Con el club de robótica ha tenido experiencias muy significativas y ha logrado construir relaciones muy sólidas con sus compañeros y su maestra. “Somos una familia, ella nuestra mamá y nosotros los hermanitos, siempre juntos”, afirma Juan Camilo.
Para él la responsabilidad ha sido una de las principales enseñanzas de este proceso, pues el trabajo no ha sido fácil, han sido largas jornadas. Sin embargo, la pasión entregada en cada actividad ha sido la fórmula para salir adelante.
Con la robótica complementó su formación educativa, razón por la que recomienda pertinente realizar proyectos similares en las instituciones educativas, debido a que han detectado en la metodología de los docentes uno de los principales problemas de la educación.
Daniel Yesid Giraldo Zapata
Vive en el barrio Manrique, tiene 16 años, su película favorita es “Los juegos del hambre” y quiere estudiar ingeniería mecatrónica para ayudar a la sociedad por medio de máquinas automatizadas.
Daniel considera que la disciplina y la alegría han sido claves para lograr sus metas, pues “si uno no disfruta lo que hace, las cosas no salen bien”. Además, recomienda a los estudiantes tener pasión por lo que hacen y luchar por sus sueños.
Para él, la robótica no solo es esa faceta en la que se han destacado por sus investigaciones, sino también la oportunidad para mejorar la educación, pues él y su equipo pretenden implementarla como una forma de transformar la “metodología antigua en la que el docente era la máxima autoridad en el aula”, por un modelo en el que el estudiante y el docente aprendan mutuamente.
Juan Pablo Cano Acevedo
Juan Pablo tiene 17 años, vive en Manrique con su abuela y su mamá y le gustan los deportes, en especial el fútbol.
Pertenecer al club de robótica le ha dejado muchas historias y manejar el tiempo ha sido una de las principales enseñanzas “para que el día rinda y se puedan hacer las cosas”. Los viajes, los amigos y los frutos obtenidos con tanto trabajo son motivo de orgullo y felicidad para él.
Juan Pablo piensa que la perseverancia es fundamental para lograr los objetivos, pues aunque las cosas a veces no salgan bien, “hay que levantarse y seguir luchando”.
Si bien investigar en robótica ha sido parte de su formación académica, también es una manera de construir conocimiento y además una oportunidad para contribuir al desarrollo social pues, en ocasiones, como en el viaje a Argentina, lograron cambiar un poco “la imagen que tienen en este país de Colombia”, demostrando que a través de la innovación también se puede salir adelante y sobreponernos a las consecuencias de la violencia.
Andrés Felipe Gómez
Este joven de 17 años vive en Manrique, le gusta pasar el tiempo libre con sus amigos, le gustan las fiestas, salir a comer e ir a cine.
Con el club de robótica ha podido participar en diferentes ferias de tecnología e innovación y compartir conocimientos con otras personas para luego socializarlos con sus compañeros.
Quiere estudiar ingeniería mecatrónica por las posibilidades que brinda para crear y fusionar diversas ramas de la ciencia, la ingeniaría y la tecnología.
Para él, “el trabajo en equipo, aprender a convivir con otras personas, el compromiso, la unión, la perseverancia y la preparación”, han sido la fuente de los triunfos que hasta ahora han conseguido. Recomienda a los estudiantes del departamento concentrarse en sus objetivos y trazarse metas en las que puedan aplicar sus conocimientos.
Clementina Buitrago
Clementina es la docente de Tecnología e investigación y acompañante del club Robolution Team Loyola. Para ella esta experiencia fue enriquecedora pues además de orientar a sus pupilos, pudo aprender simultáneamente con ellos.
Afirma que los clubes son una oportunidad que todos los colegios deberían tener, pues “aparte de hacer los robot, las piezas, siempre llevan procesos que apuntan a una pregunta, a la indagación. Ayuda a los muchachos a fortalecerse, a desarrollar su perfil y también les aporta en sus relaciones personales”.
Clementina invita a los docentes para “que se metan en el cuento, para que orienten a los muchachos, con ellos se pueden lograr muchas cosas porque son muy innovadores, pero necesitan una guía, un apoyo”.
